NOSOTROS LOS ABUELOS
Desde el pasado día 15 de septiembre y hasta el próximo 31 de diciembre del año que viene, se elegirán en la Comunidad Valenciana la mayoría de los 36.061 representantes sindicales censados por la Dirección General de Trabajo, Cooperativismo y Economía Social.
2.160 de ellos corresponden a entidades públicas con funcionarios y el resto, 33901, son en su mayoría de empresas privadas o personal laboral de entidades publicas.
Las elecciones sindicales, que se renuevan cada cuatro años, tomarán en consideración, en estas fechas, dos cuestiones. Por un lado habrá significativas reducciones en el número de los centros de trabajo a celebrar por la crisis galopante que nos invade y, por otra, una leve mayoría en los representantes electos en función pública por la equiparación de las Juntas de Personal a los Comités de Empresa en virtud de lo previsto por el Estatuto Básico de la Función Pública.
Volverán, como hace cuatro años, las tensiones, las violencias físicas y psíquicas, los enfrentamientos y los fraudes electorales.
UGT., a 478 representantes de CCOO, necesita recobrar el primer puesto en nuestra Comunidad, puesto que lleva demasiadas convocatorias sin alcanzar.
Para ello y, calentando motores, pretenden que la gran estampida sea el 29 de septiembre celebrándolo con una gran huelga general que a fechas de hoy no tiene visión de alcanzar ese nombre. Dos tercios de los trabajadores no están por la labor y sí por laborar el 29.
Como el horno no está para bollos pretenden que nosotros, los abuelos, obliguemos a nuestros hijos a ir a la huelga para mayor gloria de vagos y maleantes y sindicalistas liberados cuya única función es mantener su puesto de trabajo en detrimento de los 4.645.500 desempleados que atiborran la última Encuesta de Población Activa.
Nosotros, los abuelos, para que la huelga en beneficio de UGT y CCOO triunfe tenemos que abandonar a nuestros nietos y hacer que sus padres carguen con las obligaciones que a nosotros nos corresponden.
Algo demencial.
Los sindicatos, de arqueología complicada, quieren imponernos sus deseos. A quienes no sólo nos estamos afiliados a esos ejemplos vivos de un pasado felizmente enterrado sino que, además, abominamos de su acción.
Los abuelos, como toda persona bien nacida y con dignidad, seguiremos ayudando a nuestros hijos, nos ocuparemos de los nietos a quienes, además, el día 29 contaremos la historia de los desalmados que contribuyeron con Zapatero a destruir España y seremos ejemplo vivo de que el día 29 de septiembre cumplimos con nuestro deber.
A la huelga que vayan ellos.
Fermín Palacios