NOS SOBRAN LAS RAZONES
Este Primero de Mayo nos sobran las razones. El índice de paro alcanza el 21'29% y el número de personas perseguidas por el desempleo se sitúa en la cifra más alta jamás contabilizada en España: 4.910.200.
Desde el primer trimestre del pasado año hasta 31 de marzo del actual 297.400 trabajadores más han ingresado en las listas de la EPA (Encuesta de Población Activa). Y sin solución para detener la sangría continua que se produce en nuestras empresas: cierres, concursos de acreedores, reducciones de plantilla, desaparición de negocios...
Este Primero de Mayo nos sobran los motivos para ocupar la calle. Jamás estuvimos peor y jamás la desesperación se vio reflejada en las miradas de millones de personas carentes de asistencia, sobremuriendo en límites de exclusión social y de pobreza.
Con un Gobierno absolutamente en la "ataraxia", en la ignorancia y la levedad del "dolce fer niente".
Sin embargo, la calle a ocupar no es la de Valencia. Los sindicatos han equivocado la geografía, las matemáticas y la geometría.
Los sindicatos, anclados en los pesebres de los Presupuestos Generales, Autonómicos y Locales, amorrados a las comisiones de los ERE,s y genuflexos con sus amos, viven del "fondo de reptiles" absolutamente sustancioso.
Los parados no cuentan ni votan en las elecciones sindicales. No aportan subvenciones ni se inscriben en las filas de las organizaciones.
No existen.
Los sindicatos suman con los dedos de los expedientes de regulación de empleo, con las prejubilaciones, con los despidos y con el valor de su firma en los Acuerdos.
Todo lo demás no importa. A más parados, más ingresos sindicales. A más parados más retribución para los liberados sindicales.
Este Primero de Mayo las matemáticas son aterradoras: casi cinco millones de tragedias personales sin nadie que las ataje. Casi cinco millones de desesperanzas.
El Primero de Mayo, este año, no es una Fiesta. Es una tragedia de dimensiones impredecibles.
Y duele que en lugar de salir a la luna de Valencia no se concentren en la Moncloa exigiendo la dimisión de quien ni siquiera levanta una ceja a favor de los más débiles. Y pidiendo la convocatoria, ya, de elecciones anticipadas.
Para ello nos sobran las razones.
Fermín Palacios