LAS COSAS POR SU NOMBRE
Paul Auster es un sólido autor nacido en 1947 en Nueva Jersey, "de moda" en España desde hace algunos años y que a través de Anagrama ha editado algunas obras tan importantes y conocidas como "La Trilogía de Nueva York", "El Palacio de la Luna", "Leviatán", "Tombuctú", "Brooklyn Follies", "Viajes por el Scriptorium", "Un hombre en la oscuridad", "Invisible", "Sunset Park" y la novela gráfica "Ciudad de Cristal" incluida anteriormente en la "Trilogía de Nueva York".
Paul Auster fue Premio Príncipe de Asturias de las Letras en el año 2006. Una celebridad de ámbito internacional.
Además ha publicado "A salto de mata" suerte de diario de juventud que rememora sus años de ensayo en el oficio de escritor.
Hace cuatro días se publicó el esperado "Diario de Invierno", también en Anagrama, donde recoge sus experiencias como ser humano hasta los sesenta y cuatro años. "Se ha cerrado una puerta: Otra se ha abierto. Has entrado -dice- en el invierno de tu vida".
A lo largo de 243 páginas reflexiona sobre su existencia y hace balance de las vivencias más hondas que le dejaron rastro imborrable.
Llama poderosamente la atención lo que en la página 204 recoge sobre el sistema educativo: "tuviste educadores buenos y algunos mediocres, unos cuantos profesores excepcionales y alentadores y otros pésimos e incompetentes, y tus compañeros iban desde los brillantes, pasando por los de inteligencia normal, hasta los semirretrasados mentales. Esto es lo que suele ocurrir en la enseñanza pública".
Habla, cierto, de Norteamérica. Trasladado y empeorado podríamos hablar también de España. Con el "informe Pisa" de por medio seguramente habrá que ser más crueles con bastantes enseñantes y enseñados.
Y no cabe, de manera hipócrita, rasgarse las vestiduras. Los talibanes de la enseñanza, como de la política, de la sociedad civil, de la militar o de la eclesiástica, existen y no podemos esconderlos. Por el contrario, un acto de realismo es denunciarlo.
La enseñanza pública (y también la privada) cuenta con muy malos profesores, como cuenta con muy mediocres enseñantes y con excelentes profesores. De todo en la viña del Señor.
Y como lo sabemos es legítimo denunciarlo y ponernos en prevengan por lo que pueda ocurrir.
Hay demasiado adoctrinador de hijos y yo no quiero adoctrinadores ni talibanes. Coincido con Paul Auster y con Mariano Vivancos, recientemente defenestrado por no ser políticamente correcto y por su lucidez en el análisis de lo que lamentablemente tenemos en la sociedad.
La libertad de expresión es la primera expresión de libertad. Guste o no guste. Las cosas deben ser llamadas por su nombre. Sin eufemismos.
Ya sólo faltaría que mandaran a la hoguera en un "nuevo-antiquísimo auto de fe" a Paul Auster por decir lo que dice en "Diario de invierno".
Estamos indefensos, son "tiempos asesinos" y nos encontramos en manos de la barbarie educativa de unos pocos.
Así, no.
Fermín Palacios Cortés
Secretario general SI