SI NO QUIERES CALDO…
El preaviso nº 46/766/06, presentado el 4 de agosto en la Oficina Pública de Valencia, daba cuenta de las elecciones sindicales cuyo proceso se iniciaba el 7 de septiembre. La empresa preavisada respondía a UGT-PV con número de identificación fiscal G46949863 y nº de seguridad social 46/02202336.
Consta de 150 trabajadores para la provincia de Valencia si bien, con posterioridad, la FSP-UGT-PV, es entidad distinta y distante (poco, porque está ubicada también en Arquitecto Mora nº 7) y promueve también sus elecciones con plantilla propia.
El 11 de octubre se celebra el acto de votación y, según el acta, son195 los trabajadores del censo lo que permite aventurar que UGT ha contratado 45 trabajadores en sólo un mes (los llamados impropiamente “agentes electorales”).
Lo llamativo no es la inusual capacidad de contratación de una empresa en bancarrota (recordemos las deudas con la Consellería de Economía, Hacienda y Empleo por valor de más de 460 millones de pesetas, cuyo origen se remonta a 1993 y el famoso “Convenio de los 800 millones”) y cuya reivindicación estrella al Conseller Camps es que le liberen de la presentación de “avales” cuando pida subvenciones, modificando la Ley de Hacienda.
Lo llamativo es que –seamos crédulos- de los 195 empleados de UGT hay 115 con contrato indefinido o superior, al menos, a un año y “sólo” 80 eventuales lo que supondría superar en mucho la tasa media de temporalidad en la Comunidad Valenciana.
Los números cantan: al menos el 41% de los trabajadores de UGT se encuentran con empleos precarios, de mala calidad o -siguiendo el lenguaje sindical- con “contratos basura”.
Y de los otros 115 (indefinidos y de contrato superior a un año) habría que saber cuántos responden a criterios de permanencia, estabilidad y remuneración adecuada.
Las elecciones sindicales son una fuente de conocimientos importantísima donde se puede calibrar la actuación de las organizaciones y su práctica diaria.
En éstas se constata una agresividad inusual entre los mayoritarios que, próximos entre sí (CCOO tiene 13.816 delegados frente a los 13.528 representantes de UGT), dilucidan la hegemonía de manera “inamistosa” cuando no hostil y agresiva vulnerando los derechos y libertades de los demás (véase el caso de la lista independiente del Grupo de Técnicos y Administrativos de Coca Cola que ha terminado en demanda).
No hay peor empresario que un sindicato. A los hechos denunciados me remito. ¡UGT el rey de empleo precario!
… “Taza y media”.
Fermín Palacios