OLOR A PODRIDO
La Ministra de Medio Ambiente –ya es significativo que no sea de “todo” el ambiente sino sólo de una parte- tiene la virtud de hacer declaraciones que, como todas las del Gobierno Zapatero, son válidas sólo cuando las rectifica.
Ha decidido volver a la España de la charanga, la pandereta, el botijo anisado y, sobre todo, al del olor a rancio, dicho sea en el más estricto de los términos.
La Ministra del Medio Ambiente no tiene buen aspecto. Es una constatación real que se corresponde literalmente con su deseo de que los españoles (y las españolas según terminología absolutamente “femichista” que se da de bofetadas con la gramática y la Real Academia de la Lengua) vuelvan a Atapuerca. (Evidentemente Narbona quiere que la gente sea “puerca”).
Juan Luis Arsuaga ha escrito un libro, titulado “La saga humana. Una larga historia.”, de editorial EDAF, breve, de 170 páginas, donde da cuenta, teorizando, de las partes humanas no fosilizables y el papel que desempeñaron en la evolución del hombre y, sobre todo, en lo que nos distingue de los demás animales, resto de homínidos incluidos.
Juan Luis Arsuaga paleontólogo impagable por sus trabajos en la Gran Dolina y en la Sima de los Huesos que, además, acerca al gran público nuestros orígenes y nuestro comportamiento, elucubra sobre órganos como el cerebro, el corazón, riñones, hígado o intestinos y el papel que han desempeñado en el “homo antecesor” hasta llegar al hoy.
Yo, además, aventuro otra tesis, complementaria, con cierto interés para interpretar las decisiones políticas que, a veces, de manera ilógica, se plantean.
Una de las diferencias fundamentales del hombre, con relación al resto de animales es, no ya el agua pase asearse que todo ser viviente utiliza en un claro rechazo a la idea de la Narbona de restringir su uso, sino el uso de la ducha.
A más evolución, más ducha. A más democracia, más ducha. A más limpieza, más agua.
Sin embargo la Narbona, cuyo aspecto, repito, no induce a pensar en un consumo razonable de agua, ha decidido ir contra la Historia, contra la Evolución y contra el aseo personal.
Ha decidido penalizar el uso de la ducha en los hogares españoles y tal como preconiza el rey del talante pretende volver a “las glorias” de la II República, a la alpargata, a la transpiración chotuna, a la eliminación de desodorantes y, en resumen, a la democratización de la suciedad que, evidentemente, es otra cosa que la democratización de la sociedad.
La Narbona es, lamentablemente, Ministra del Mal Ambiente. ¡Qué peste!
Fermín Palacios Cortés