ELOGIO DE LA LENTITUD
Carl Honore nació en Escocia en 1967. Buen año. Para casi todo, incluyendo la música. La lista de los números unos comprendía: Los Brincos, Sandie Shaw, The Monkees, Richard Anthony, The Beach Boys, Lulu, The Monkees (de nuevo), The Beatles, Los Bravos, The Young Rascals, Bobbie Gentry, Nancy Sinatra and Frank Sinatra, Box Tops, The Association, The Doors, Los Bravos, The Turtles, Procol Harum y Raphael. El mundo trascurría apasionadamente; nos movíamos con rapidez, nos encontrábamos en un cambio de era próximos al 68 francés. Allí "según cambios interesados de biografías" estuvieron todos los estudiantes valencianos, (menos yo) según han podido pensar los hijos y nietos de aquella generación.
Carl Honore, hoy con 46 años, era fruto de su tiempo; estudió historia e italiano en Edimburgo y fue luego a vivir a Canadá. En su condición de periodista free lance trabajó para los periódicos más influyentes de América y Europa. Hasta que paró. Y decidió filosofar sobre la lentitud. Sus obras Elogio de la lentitud: un movimiento mundial desafía el culto a la velocidad, La lentitud como método: cómo ser eficaz y vivir mejor en un mundo veloz y Bajo presión: cómo educar a nuestros hijos en un mundo hiperexigente, son paradigmáticos en la materia.
La mayoría podrían suscribir sus argumentos y estarían de acuerdo con las propuestas. Sin embargo, por otros motivos, la Administración en todas sus variables, también suscriben las tesis de la lentitud. Pero de manera enfermiza.
No es de recibo que una demanda a los Juzgados de lo Social, si es de despido, tarde una media de nueve meses, que una reclamación de cantidad se vaya a más de dieciocho y si se reclama ante el Fogasa no haya respuesta-resolución hasta trascurridos diecinueve. Contra las previsiones legales, contra los intereses de los trabajadores, contra su situación de precariedad y abandono. Se arguye siempre que son razones de imposibilidad material de cumplir los plazos, o por la acumulación de tareas que penden sobre quién debe resolver.
En esta sociedad nos escudamos en la lentitud cuando la sociedad es absolutamente ágil y veloz. Carl Honore deberá revisar sus esquemas mentales y acomodar el tiempo al tiempo. A pesar de todo, los damnificados prefieren el conejo a la tortuga.
Fermín Palacios Cortés
Secretario General S.I.