NOSOTROS SOMOS QUIENES SOMOS
Parece que la posible impartición de la licenciatura de Medicina por la Universidad Católica de Valencia ha levantado ampollas.
Vivimos en una economía de mercado y nuestra Constitución –la de la Concordia- establece como principio rector la libertad de empresa El Art. 38 es paradigmático y forma parte de nuestro entramado jurídico fundamental.
Por su parte el Art. 27 define el derecho a la educación y la libertad de enseñanza de forma suficientemente pormenorizada como para saber a qué atenernos en estas materias.
Sorprende, por ello, que Rectores “de reconocido prestigio”, que representan a algunas de nuestras Universidades (públicas, por supuesto) pongan el grito en el cielo exigiendo, de inmediato, que los estudios de Medicina en la Universidad Católica sean arrojados a las tinieblas exteriores.
A esos rectores –que reptan, todo hay que decirlo, alrededor del laicismo- se les ve el plumero: no quieren competencia que ponga de relieve su incompetencia y prefieren que nuestros hijos sigan pasando por las horcas caudinas del adoctrinamiento masivo y masificado.
Yo, desde mi libertad, exijo condiciones a las administraciones públicas para que los míos vayan a universidades donde se condene el aborto, no se hable de preembriones, se valore el “nasciturus”, se estime negativa la eutanasia y los cuidados paliativos de algunos médicos de Leganés y se ponga como punta de lanza el derecho a vivir.
Resulta extraño, por eso, que haya rectores que por defender su monipodio, su minifundio, quieran impedirnos nuestro derecho a la libertad.
Fermín Palacios