¿QUÉ HAY DE LO MIO?
Tomás de Quempis, en su “Imitación de Cristo”, lo dejó dicho. La frase, contenida en el Libro 1,3,6, detalla la posición del PSOE en la Comunidad Valenciana. Y del “Comprimís”. Y de las demás fuerzas políticas tras el trágico –para unos- 27 de mayo: “Sic Transit gloria mundi”. La fragilidad del poder.
Zapatero, desde la Moncloa, va viendo caer los castillos de naipes elevados sobre el vacío. Se acercan –irremediables- los “idus de marzo” que pueden ser en octubre o noviembre.
Y, en el otro lado, los triunfadores. Los 1.300.000 votos cosechados por los populares en una campaña sin precedentes. De ellos, al menos 800.000 se corresponden con votos de la clase trabajadora que o bien no afiliados o afiliados a los sindicatos más dispares (CCOO, UGT, Intersindical Catalana-IV–, CGT) llevan largo tiempo esperando una alternativa razonable que les sea propia .
Hay mimbres para ello: los más de 1.200 representantes del Sindicato Independiente y los más de setecientos de la USO-CV aventuran una opción emergente que la Generalitat debe llevar a ramos de bendecir.
No en vano se trata de una alternativa humanista en el mundo del trabajo suficientemente diferenciada de lo sociopolítico o de inspiración socialista y sin contaminar por operaciones fraudulentas relacionadas con el ladrillo, la formación, el cooperativismo.
No es de recibo que los trabajadores que votan al PP se vean obligados a afiliarse a sindicatos cuyos dirigentes se mueven en la órbita de la izquierda más extrema. Que no me busquen ahí.
Fermín Palacios