POLÍTICOS BISIESTOS
1.- G. J. Whitrow publicó en 1961 “The Natural Philosophy of Time” en Oxford. De su importancia e influencia puede dar fe la fundación de la “Internacional Society for the Study of Time”, instituto del que fue su primer presidente.
En 1988, y en España en 1990, apareció el libro “El tiempo en la Historia” subtitulado “La evolución de nuestro sentido del tiempo y de la perspectiva temporal”. Cualquier aficionado al tema puede aún encontrarlo en la Editorial Critica, de Barcelona.
Su índice es realmente interesante iniciándose con una introducción que recoge la conciencia del tiempo y descripción del mismo; a continuación se estudia el tiempo en la Antigüedad y en la Edad Media; una tercera parte contempla el tiempo en el Mundo Moderno con la llegada del reloj mecánico, la Revolución Científica, el siglo XVIII, la Revolución Industrial, los conceptos opuestos al tiempo y, por último, el tiempo, la historia y el progreso.
Para finalizar, hay tres apéndices: los años bisiestos, el ciclo metódico del calendario y el cálculo de la Pascua.
2.- Los que, allá por los años 1965 a 1967, estudiamos en Comillas una asignatura curiosa –Cuestiones científicas relacionadas con la Filosofía- aprendimos de memoria que el tiempo es la sucesión de momentos, según el antes y el después.
Y que esa memoria no es sino la fijación de uno de los momentos en la mente.
También aprendimos que el tiempo y la vida estaban íntimamente imbricados.
“Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho”
Ángel González
(“Áspero mundo”. 1956).
3.- Nuestros políticos saben perfectamente la complejidad de vivir el día a día la “res pública” y el desgaste tremendo que el servicio a la ciudadanía supone.
De hecho pocos son quienes de verdad tienen vocación y dedicación y aguantan el paso de la legislatura o del mandato representativo. Pocos son los que se mueren en el ejercicio de su cargo-carga muchas veces mucho.
Los más responden al tiempo bisiesto: sólo se les ve cada cuatro años y a la finalización del mandato. Reaparecen en campaña electoral con la pegada de carteles, y desaparecen, cual Guadiana, hasta cuatro años después.
Los políticos bisiestos inauguran lo que no les toca y aparecen ese Primero de Mayo al frente de las pancartas que aparcan los tres años siguientes.
4.- Los políticos bisiestos…cobran todos los días, todos los años. Con su dinero, Gloria, seguro que se hubiera evitado la catástrofe del Metro.
Seguro que se hubiera evitado.
Seguro.
Fermín Palacios