ERA AYER ...
1967 fue un gran año. El 19 de julio llegué a Valencia y me encontré con un nuevo mundo. De los ambientes cerrados, mesetarios y negros de “Calle Mayor”, a la luminosidad y alegría de las tierras valencianas.
Comencé Derecho cuando las personas conocidas eran Enrique Linde y la entonces su novia Carmen Alborch, Cipriano Ciscar o quien luego sería Consejero del Gobierno Vasco Antonio Monforte, excelente jugador de fútbol.
Me integré perfectamente en el medio y poco después, delegado de curso sistemáticamente durante los cinco años de la carrera, como Secretario General de la Federación de Deporte Universitario, conseguí que los alumnos hicieran –además de correr tras los “grises”- deporte.
1967 fue, también para la música, una cosecha inmejorable. Habrá quien diga que los Beatles alcanzaron la cúspide de la gloria con “Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, editado en Parlophone. Enrique Benavent, columnista de este diario y amigo así lo ha escrito.
Yo, por el contrario, prefería el “rock sinfónico” y el álbum de The Mody Blues, “Days of Future Pased”, de la discográfica Decca, que contó con la especial colaboración de la London Symphony Orchestra y, entre las canciones que más se versionearon, con “Nights in white satin”.
Y hoy, cuarenta años después, todavía añoramos la música veraniega de California, las flores en el pelo, la rebeldía en el camino, que luego se transformarían en ángeles de desolación.
Aquellos estudiantes que caminaban irremediablemente al 68 francés y que, con la ayuda de “viva la gente”, serían luego los socialistas reconvertidos.
Yo sí me acuerdo.
Fermín Palacios