NO TODO VALE
En la Ford, tras muchos avatares, algunos inconfesables, la representación sindical está integrada por cuatro sindicatos: UGT, con mayoría absoluta; CCOO, CGT y PUT (esta última escisión ya antigua del sindicato del metal de los sociopolíticos).
El Comité de Empresa es el órgano unitario y su votación se realiza por la totalidad de los trabajadores. Funciona de manera conjunta y por decisión mayoritaria. Pero, con carácter previo, debe haber una propuesta y sobre ella una decisión.
El Secretario General de UGT-Ford, Gonzalo Pino que, como todo el mundo sabe, sobre todo sus afiliados, tiene el don de la omnisciencia pactó con la Dirección europea de la multinacional en Dusseldorf, rodeado de canapés y cariño, un Acuerdo que, seguramente, es el único viable en estos momentos para la supervivencia en Almussafes de la empresa automovilística.
El acuerdo se ha firmado con nocturnidad, alevosía y clandestinidad. Como Carod-Rovira en Perpiñan. La diferencia es que Carod-Rovira lo hizo con delincuencia y pactando con banda armada lo que supone una abismal diferencia.
Los demás sindicatos se montaron –con gran parte de razón- un referéndum a lo Ibarreche que, ya lo sabían, carecía de viabilidad y que ha destripado el entramado representativo de la Ford.
¿Para qué sirven los instrumentos representativos si luego los anulamos con decisiones que bordean la legalidad?
Gerardo Camps –en otro orden de cosas- puede conseguir que el nuevo Pacto Social se aproxime más a la realidad dando entrada a nuevos sindicatos. El 9 de marzo habrá referéndum…
Fermín Palacios