ESTAMOS GANADO EL FUTURO
José Ombuena publicó en 1971, en la Editorial Prometeo, un libro, titulado “Valencia, ciudad abierta”, recopilatorio de cerca de noventa artículos sobre nuestra tierra, nuestras gentes y sus paisajes. La historia con minúsculas.
Uno de dichos artículos –“Lo que se perdió en Almansa”- pone el dedo en la llaga de un nacionalismo victimista que reinterpreta la Historia a su manera. Al estilo del PNV o de ERC o del Bloc galleguista.
Que el primer Borbón esté en Játiva boca a bajo no tiene por qué llamarnos a engaño. La sustitución del centralismo austriaco por las decisiones políticas que impulsó Felipe V avanzó las instituciones hacia el futuro, a la modernidad.
\"La obra progresiva y constructora del siglo XVIII, que iba a alumbrar un plantel de admirables ingenios valencianos, sólo puede concebirse partiendo de la liquidación de la monarquía de los Austrias y de todo su anacrónico sistema precipitado en una decadencia fatal; pero la falta de perspectiva y el encono natural que acompañó a la derrota y a sus efectos, hicieron que para algunos valencianos el tránsito de las águilas austriacas a las lises borbónicas fuese un episodio abominable recordado en sus hogares por un retrato del execrado Felipe V puesto candorosamente cabeza abajo”.
Almansa fue necesaria para acabar con un feudalismo periclitado de desigualdades personales, económicas, sociales y culturales. Almansa fue necesaria para romper el feudalismo e integrarnos en la Europa más ilustrada del XVIII.
De la misma forma que el 9 de octubre fue necesario para reorganizar el Reino de Valencia y nuestro Estuto de Autonomía para desarrollar desde contenidos valencianos la Constitución de la Concordia, de todos los españoles.
La reflexión de esta Fiesta es clara: frente a atavismos rupturistas, federalismos asimétricos y desigualdades entre regiones de la patria común e indivisible, el Estado conciliador y solidario respetuoso con la Carta Magna. Todos iguales en una España en Paz bajo el paraguas de una Monarquía Constitucional avanzada.
Y abiertos a un futuro prometedor donde nuestra Comunidad sea santo y seña de crecimiento, de laboriosidad, de modernidad cultural y económica.
Y donde un millón adicional de personas, producto de la inmigración y de otras comunidades autónomas vecinas, esperan hacerse visibles para otras administraciones públicas que ningunean el agua, el pan y no la sal a quienes les damos cobijo y servicios.
Y donde nuestra deuda histórica (trasvase, infraestructuras, equilibrio sanitario y educativo, grandes acontecimientos, etc., etc.), obviado por el gobierno central, pueda ir recomponiéndose a partir de marzo del año venidero, año de ilusiones y recuperación del sentimiento cívico de cada día.
Ni Valencia
empezó un 9 de octubre de 1238 ni desapareció el 25 de abril de 1707.
Valencia se ha
ganado el futuro con sus actuales instituciones de autogobierno desarrolladas
en el marco de una norma general aprobada por la mayoría de españoles.
¡Hoy, 9 de Octubre de 2007, el pueblo valenciano camina en marcha triunfal!.
Fermín Palacios Cortés