EL PRESTIDIGITADOR Y EL CONEJO
Estoy absolutamente convencido que Antonio Vergara aportaría decenas de fórmulas para cocinar en condiciones ese roedor. Incluso daría por hecho que comer conejo, bromas aparte, en Navidad, es una opción tan interesante como cordero, besugo, pavo o cualesquiera otros alimentos que la tradición impone para estas fechas.
Lo que no estoy dispuesto a aceptar es que, mientras, los señores del gobierno, tirando de VISA de diamante, se organicen sus fiestorros en restaurantes de cinco tenedores por cuenta del Presupuesto General del Estado y de nuestros impuestos que, como su nombre indica, nos los han impuesto, y mientras, los que soportamos el 4’1 % de inflación, los que, además –imbéciles de origen y ejercicio- dejamos un euro de propina por dos cafés, los que abonamos los intereses de las hipotecas más caros que jamás, los que hacemos piruetas mortales en el circo de la vida para llegar a fin de mes… es a reír las gracias y ocurrencias de este gobierno de penenes que Al Qaida nos impuso para flagelarnos.
Nos destrozan España, dan alas a las organizaciones terroristas, retiran subvenciones a las victimas del terrorismo, negocian con el diablo, hacen mangas y capirotes de la economía de la España que iba bien, , quieren hacer de nuestras tierras (de algunas) el paraíso del juego, enfrentan comunidades entre sí, nos niegan el pan y el agua, nos anegan en sal…
Pero, eso sí, el Gran Prestidigitador se saca de la manga el conejo, desde los Monegros, y nos dice que el día 9 le votemos. Yo propongo que le botemos.
Fermín Palacios