ELECCIONES SINDICALES EN EL SECTOR DEL ESPECTACULO
Un cualificado grupo de integrantes del sector de la diversión, el cante, el espectáculo y el entretenimiento público y privado decidieron la pasada semana seguir el dictado de Zapatero y agitar y tensionar la vida política española.
Están en su derecho.
Quizás lo que no debieran haber hecho es insultar. Yo creo que llamar “turba mentirosa” al PP es, además de una falsedad en toda regla, un escueto acto de representación teatral fallida.
Ni se lo merecen ellos, ni tampoco nosotros.
La sociedad no está hoy para esos trotes (José María García, de seguir en activo, habría dicho trotes cochineros, con lo que tendríamos más leña en el fuego).
No creo que pueda ser tildado de persona antijuglaresca (terminología orteguiana) ya que leo, veo y escucho casi todos los productos que están en el mercado y, aunque la Cultura ha dejado de ser lo que era, la “cultureta” incluye casi todo.
Sin embargo los de la “cultureta” se han pasado un poco. Además de ofender a los 700.000 afiliados al PP nos ofenden también a otros más de nueve millones de españoles que hemos votado esas siglas probablemente con una meditación y reflexión superior a la que ellos han aplicado a su discurso.
El tema, además, da para otras reflexiones. Doy por buenas las cuatrocientas firmas que “Coalición Cultura” ha presentado en el Registro de Génova, 13, con los “trabajadores de la cultura” (ver articulo 1º de la derogada Constitución de la República Española aprobada el 9 de diciembre de 1931). Lo que está por demostrar es el millón de trabajadores –de la cultura por supuesto- que “firman, avalan y respaldan” el manifiesto de marras.
Yo creo que, como en todo, hay que poner en práctica la democracia participativa y en el caso de los trabajadores de la cultura y el espectáculo, si están amparados por el Estatuto de los Trabajadores, deberán acreditar la representación que ostentan.
En política se hacen elecciones; en la vida civil, también. Hay elecciones para representantes sindicales en las empresas; hay elecciones en las Cajas de Ahorros y hay elecciones hasta en las sociedades deportivas.
Sabiendo como sabemos que son un millón los trabajadores del sector juglar debería habilitarse un procedimiento electoral adecuado que permita apreciar el número de quienes respaldan ir contra la “turba mentirosa” del PP.
Hoy lo único que sabemos es que el primer firmante se llama Adolfo. Confiemos que uno de los del millón no se apellide Hitler.
Lo dicho.
Fermín Palacios