ABUSO SINDICAL
Como si de un mal irremediable se tratara, cuando llegan nuestras Fallas los sindicatos de los Ferrocarriles de la Generalitat y los de la EMT, de consuno, nos castigan con una huelga que crispa los nervios de los ciudadanos causando daños irreparables en terceros inocentes ajenos al conflicto.
Y nadie lo remedia.
Por delante una aclaración: el autodenominado SIF, sindicato minoritario y gremialista cuya representación se ciñe a 1 delegado en Alicante y 6 en Valencia (siete representantes, por tanto, y un 0,021 % del total de los electos en la Comunidad) nada tiene que ver con el Sindicato Independiente de la Comunidad Valenciana tercera fuerza sindical y con 1.133 representantes. Que nadie se equivoque ni equipare la “i” de cada uno.
Nosotros estamos contra las huelgas en los sectores públicos de servicios a los ciudadanos y apostamos por el diálogo y la negociación. Los demás, no. Mucho “talante”, de boquilla y, por el contrario, mucha coacción, amenaza, sabotaje –delincuencia, en resumen- en la práctica.
Así no.
Aburridos estamos algunos de traer a colación la trasgresión sistemática del Art. 28 de la Constitución en su apartado segundo: “… La Ley que regule el ejercicio de este derecho (huelga) establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la Comunidad”.
Los legisladores, todos, han dejado el desarrollo constitucional “ad kalendas graecas”, o sea, para “san jamás”. El poder sindical, antidemocráticamente, prima sobre la soberanía española y sus representantes los diputados. ¡Vergüenza ajena!.
Los sindicatos, astutos, prefieren que no haya ley de huelga y huelgue la ley. Algunos, el Sindicato Independiente, apostamos por la inexistencia de la huelga como instrumento de chantaje y delincuencia y preferimos a los piquetes coactivos con grilletes.
Los consumidores y usuarios de servicios públicos no acaban de entender la historia del movimiento huelguístico que, siguiendo a Mircea Eliade, no es más que un eterno retorno. Presión por presión para obtener beneficios particulares en lugar de respetar el bien común.
Sin embargo sería bueno dejar a cada uno en su sitio. Los convocantes de estas huelgas (en la EMT y FGV) son pequeños sindicatos gremialistas y los dos grandes de siempre que, para el 9 de marzo, en las elecciones políticas (¿habrá alguna relación con las huelgas convocadas?) han prestado su apoyo al PSOE, el de la tensión, la dramatización y el insulto al vecino (véase “X”, el exPTE Felipe González).
Nosotros, los que apostamos por la moderación, el diálogo, la reflexión y contraste de ideas e intereses, no.
Tenemos como opción el cambio y no las “ocurrencias”.
Fermín Palacios