EL LÍMITE DEL BIEN Y DEL MAL
“La Frontera” es un grupo de rock que desde 1985 deja huella. Su primer trabajo, “Duelo al sol”, fue seguido de éxitos en directo que llegan a “20 años y un día”.
Una de los más señeros es “El límite” (“Escucha bien,/ mi viejo amigo,/no se si recordarás/aquellos tiempos ahora perdidos/ bajo las calles de esta ciudad./Leímos juntos libros prohibidos,/creímos que nada nos haría cambiar,/vivimos siempre esperando una señal./El límite del bien,/el límite del bien./El límite del mal,/el límite del mal./Te esperaré en el límite del bien y del mal”) donde aparece la vida como una oportunidad con la que se puede ganar apostando fuerte.
Es lo que ocurrió en septiembre de 1526 en la Isla del Gallo a Francisco Pizarro, con sus hombres exhaustos. Se le planteó la disyuntiva tras dividir el mundo con una raya en la arena: la dignidad a un lado, la ignominia al otro.
Algunos han trazado la raya en sus vidas. La han traspasado sin rubor buscando la fama y la gloria. Con el costo adicional de las enemistades que suponen.
Basta que tengas la mala suerte de que te toque un juzgado nº 6 de lo Penal en Madrid para que intenten arruinar tu vida; basta que cualquiera juzgadora que se llame Inmaculada Iglesias se enfangue en una sentencia no ajustada a derecho para que la libertad de expresión se resquebraje; basta con utilizar la ley de manera situacional para que la sentencia chirríe y tengas que recurrir a otras instancias.
Desconozco si la juzgadora pertenece a “Jueces por la Democracia” pero merecería serlo. La pena de “20 años y un día” es el resultado.
Fermín Palacios