ENTRAR A MATAR
Las elecciones sindicales que finalizaron el 31 de diciembre de 2007, arrojaron, por enésima vez consecutiva, la victoria de CCOO.
Si en el pasado año la diferencia con UGT era de 453 delegados (13.864 frente a 13.411) en esta ocasión la distancia ha sido más amplia: 756. Comisiones ha obtenido 14.136 representantes y un 41.89 % del total; UGT, 13.380 y un 39.65 % con un claro retroceso porcentual y global en el número de representantes electos.
No es baladí la primera puesta en escena por parte de Rafael Recuento presentando su dimisión (inicialmente) para examinar y luego valorar el revuelo levantado. El fracaso electoral parecía motivo suficiente para dejar la Secretaría General.
La sustitución estatutaria de Joan Sifre en Comisiones le ha hecho reconsiderar su actitud. De tal forma ha movido sus peones que con objeto de presentar una cara mejor al Congreso ha forzado la maquinaria electoral, en un intento de restar diferencias con la Confederación que se define como movimiento sociopolítico.
En vano.
La respuesta de CCOO ha sido inmediata. A 31 de diciembre suele acabar –cada cuatro años- el acelerón electoral y los preavisos se suceden con cuentagotas. No es el caso de este año. Por vía de ejemplo podemos examinar el ya finalizado mes de junio: el año 2004, en toda la Comunidad entraron en las tres Oficinas Públicas 145 preavisos para la celebración de elecciones; en el mismo periodo de 2008, han sido 201, cerca de un 40% más, pese a la crisis, desaparición de empresas y menor creación de ellas.
La reacción de CCOO, finalmente, ha enervado el intento de aproximación de UGT. Rafael Recuenco lo sigue teniendo crudo. Los agentes electorales, a muerte.
Fermín Palacios