TRES MILLONES Y MUCHOS MÁS
Desde Pitágoras hasta hoy los números han sido sumados, restados, multiplicados y divididos sin rubor. Las cifras se han manipulado según conveniencia del poder y los datos se han suministrado con cuentagotas y gráficos según intereses. Los números pueden decir a un tiempo lo mismo y lo contrario.
Con el desempleo ocurre igual. Pese a que detrás de cada número hay una persona con su trágico problema a cuestas, los políticos, sin embargo, lo relativizan todo y lo reajustan aún más.
Se dice que cada día 6000 trabajadores ingresan en las largas y débiles filas del desempleo. Se dice que cerca de un millón de parados no cobran ningún tipo se prestación (ni contributiva ni asistencial) y que ocupamos el primer lugar del triste ranking europeo. Se dice que tenemos 9 millones de personas en el umbral de la pobreza. Somos, pues, los peores de algo.
Sin embargo podríamos resaltar aún más.
En efecto: El poder tiene siempre gran capacidad de inventiva para evadir responsabilidades, ocultar la verdad y derivar los problemas hacia la nada.
Corbacho, Ministro del Desempleo y del Paro, ha decidido que quienes hacen cursos ocupacionales no figuren en las listas. Ya, tiempo atrás, el famoso “Código 43” eliminaba también del circuito del desempleo a los mayores de cincuenta y cinco años que se encontraban en fase de “prejubilación”, hasta los 61 años de edad.
Se les situaba en el inframundo al margen del resto de los mortales: perdidos en el limbo virginal donde nadie les ofertaba un puesto de trabajo ni les citaba a una entrevista ni les ofertaba un empleo. Cien mil así.
Según los datos más reales hemos superado ya los tres millones trescientos mil desempleados.
Fermín Palacios