EL TIRO POR LA CULATA
La dimisión de Mariano Fernández Bermejo constituye la primera victima de una caza inmisericorde perpetrada contra el PP por intrigantes de diseño.
Esperamos que no sea la última. Levantada la veda del corrupto nos hemos encontrado con sorpresas: eran los otros.
Resulta revelador ya el nombre: Ministro de Justicia. Que un ministro del gobierno que sea se llame así proclama que la división de poderes, en España, es pura falacia. ¿Ministerio de Justicia?. Aberración total.
Parece que lo razonable es que el Ejecutivo no se apropie ni interfiera en el Judicial. Que el Ministro fuera, a lo sumo, de Relaciones con la Justicia.
La connivencia torticera de dos “fiscalas”, un comisario de policía, un juez instructor y un ministro que pretende manipular la Justicia no podía acabar en nada bueno.
Si José María García estuviera en activo habría dicho de Bermejo que era un “desahogado”, un “abrazafarolas” y algunos calificativos más. No se puede hacer socialismo cinegético y golfista, gratis total, con cohecho y nocturnidad.
Lo lamentable es que se haya aceptado su dimisión en lugar de cesarle fulminantemente. La dejación de Zapatero es inconcebible en un estado de derecho.
Aún quedan tres más de la “banda de los cuatro” (Los chinos saben de que va eso). Nos falta saber que ocurrirá con Garzón, bordeando la prevaricación delictiva; con Conde-Pumpido y sus “fiscalas” y con Zapatero y sus comisarios de policía.
Lo cierto es que la cacería ha terminado como el rosario de la aurora. El cazador cazado. Y, como era de esperar, no podemos evitar acordarnos de un refrán campestre de gran raigambre en el acervo popular: les ha salido el tiro por la culata.
¿Cuántos ceses más serán necesarios?
Fermín Palacios