FORD: MAL EJEMPLO
Los últimos acontecimientos ocurridos en la multinacional Ford de Almussafes ilustran sobre cómo se pueden hacer mal las cosas.
De todos es sabido que el Código Civil señala un principio fundamental: las leyes obligan desde su publicación.
UGT tiene la mayoría en el Comité de Empresa; el resto de los sindicatos son un cero a la izquierda y así ha pretendido que fuera el sindicato mayoritario.
No obstante, las cosas no funcionan siguiendo un guión preestablecido: el pasado 8 de abril, pese a contar los socialistas con un 80% de afiliación en la factoría, algo inaudito e "invisto" en estos tiempos, perdieron estrepitosamente un referéndum que pretendía dar el visto bueno al convenio de UGT y la Ford.
Es el problema de seguir un régimen asambleario en lugar de practicar el mandato representativo.
Cualquier entidad o personas respetuosas con sus principios hubieran dimitido del Comité con la contabilización del último voto. Cualquiera menos Pino y sus chicos a quienes los principios les traen sin cuidado.
Para colmo de la desfachatez intentan aplicar un Pacto firmado con Fleming en el verano de 2007 con clandestinidad, ocultación y alevosía del que a fecha de hoy ni la Dirección General de Trabajo, Cooperativismo y Economía Social, ni los trabajadores, ni los propios afiliados de UGT, conocen.
Que los mismos hagan un acto de fe teniendo en cuenta que la organización sindical socialista es al menos aconfesional parece una contradicción que merece ser destacada aunque peligre, dicen, la "paz social".
Fermín Palacios