LO PROMETIDO ES DEUDA
El pasado 7 de junio se celebraron las elecciones europeas que según el PP ganó de cabo a rabo con las excepciones declaradas de Extremadura, Andalucía, Asturias, Aragón y Cataluña, patrimonio del PSOE y el País Vasco, de los nacionalistas.
El voto culto, las ciudades y localidades de más de 20.000 habitantes votaron con Europa y por el futuro. El voto de la España profunda, el voto atávico se refugió en el pasado y en Zapatero. El desencanto del Partido Socialista ha comenzado a abrir brechas de difícil soldadura.
Cinco días después la auténtica cara del gobierno se muestra con toda impunidad: subida de impuestos para paliar el déficit enorme que nos sitúa en lo peor desde los años 40: un 9'5 % del Producto Interior Bruto de déficit.
Los gasóleos, la gasolina y los tabacos (decisiones fáciles), pese a la estabilidad del petróleo y al IRPF negativo (-0'9 %), por las nubes en un claro intento de implantar impuestos revolucionarios de fácil recaudación.
Los brotes verdes se alejan en el horizonte hasta 2011, desdiciendo declaraciones interesadas y voluntarismos infantiles.
Las promesas de la víspera, el optimismo metafísico, el pleno empleo, la bajada del paro y la Arcadia feliz de Zapatero olvidadas "ad kalendas graecas".
Resulta lamentable comprobar cómo del dicho al hecho existe el trecho de la veracidad y del buen gobierno.
Necesitamos, pronto, nuevas elecciones que permitan a los españoles elegir en libertad, algo que no es factible hoy.
Fermín Palacios