VOLVER A LA CARGA
Como un eterno "día de la marmota", como el "dejá vu" francés, el PSPV (¿para cuándo el PS-CV?) redescubre la reivindicación que tanto afecta al medio millón de parados valencianos: exigencia del requisito lingüístico para acceder a la condición de funcionario.
Desconocemos -pero suponemos- si la lengua a que hace referencia la diputada Crespo es el Catalán Barceloní o el valenciano de nuestros ancestros. Lo que sí sabemos es que se trata de dar otra vuelta de tuerca a posiciones periclitadas, superadas ya por las sucesivas comparecencias en las urnas.
Que yo sepa las lenguas están para comunicarse y, desde luego, supeditar la condición de funcionario al conocimiento de una lengua que no es la oficial de España, no sirve precisamente para la intercomunicación regional y para promover la libre circulación y la libre residencia en el territorio del Estado, consagrado en el Art. 13.1 de la Declaración de Derechos Humanos.
Por la imposición del requisito (que no mérito, perfectamente asumible) nos viene la inmersión lingüística, la mal llamada "normalización" y, por último, Cataluña y sus consultas independentistas.
Nosotros, los emigrantes, nos negamos a ser reciclados y a que España se divida en taifas. Si llevamos en la Comunidad desde que esto era un Reino, sin problema alguno, no vamos a tolerar que el PSPV (¿para cuándo PS-CV, que es lo legal?) nos arroje a las tinieblas exteriores.
Menos mal que aún tenemos derecho al voto. No votaremos a los presidentes de escalera. A, esos, no.
Fermín Palacios