INVOLUCIÓN
El Ministro de Fomento, José Blanco, ha decidido mostrar su cara más oscura. Tres meses después de exhibir su aspecto de Rey Mago distribuyendo obra pública en todas las Comunidades Autónomas, nos descubre su auténtica faz depredadora: 32 contratos rescindidos y otros 199 postergados "ad kalendas graecas".
9.600 millones de euros enterrados en la sima de la nada. Con otra "ocurrencia" poco meditada y al dictado del mito Obama, adorado por la socialdemocracia española, entre 75.000 y 115.000 empleos quedarán destruidos sin remedio en el sector de la construcción si nos atenemos a la prospección realizada por la Confederación Nacional de la Construcción (más cauta) o los sindicatos UGT y CS de CCOO.
Un serio golpe a la recuperación económica y a la creación de empleo. Un añadido más que importante a los 4.670.100 desempleados de la última EPA.
La Comunidad Valenciana -como siempre- en la lista de las más perjudicadas: ni AVE a Castellón ni eliminación de los peligros de la A-7 en Font de la Figuera.
En lugar de fomentar la inversión en obra pública que sirva de locomotora para el empleo, repliegue en las funciones del estado y teoría del avestruz. Esconder la cabeza y enterrarse.
José Blanco, por fin, enseña la cara de manera directa: incompetencia, aplicación del principio de Peter en su manifestación más clara y comprobación que el victimismo valenciano tiene razones sólidas para manifestarse.
Con ministros como el gallego, con comportamientos como el socialista, en nuestra Comunidad, hay PP para largo. Aunque lluevan chuzos de punta.
Fermín Palacios