VALORES FUERA
Quedan ya lejos los años 60 y la entrega y abnegación de los sindicalistas que nos trajeron la libertad sindical el 1 de abril de 1977. La dedicación de generaciones que reconstruyeron el movimiento obrero a cambio de sangre, sudor y lágrimas.
La editorial "ZYX", que intentó crear una cultura obrera de calidad y a precios reducidos, repartía sus folletos a través de militantes en la universidad y en las empresas a destajo. Cristianos y marxistas, falangistas utópicos, anarcosindicalistas y sin partido ponían en común conocimientos para un mañana mejor.
José Luis Rubio Cordón en "Desarrollo Sindicalista" (1964) recogía trabajos anteriores en Conferencias dictadas en Santander los días 24, 25 y 26 de agosto de 1961 o publicadas en la mítica revista "Índice", de Madrid, que algunos aún conservamos.
"Sindicalismo: sociedad del bien-ser", y "Ética del Sindicalismo" apuntaban conceptos que superaban lo económico y la lucha de clases para avanzar un futuro mejor.
El sindicalismo se contemplaba desde la óptica de la buena fe.
Hoy, ya, no. Cada día nos encontramos con más ejemplos de una práctica que se basa en el engaño, en el perjuicio a terceros y en el egoísmo gremialista.
No se ve al conjunto ni a la sociedad en su generalidad.
Ocurre todos los veranos y todas las vacaciones en que se producen largos desplazamientos por carretera, tren o avión. Los colectivos sindicalizados hacen su agosto en abril, en julio y en diciembre: huelgas (salvajes o no) que rompen el concierto social y que perjudican sustancialmente a los ciudadanos de a pie que deciden un día tomar las vacaciones utilizando transportes.
Huelgas de gasolineras, de pilotos de líneas aéreas,de transportes de viajeros, de enseñantes, de trabajadores de la sanidad ... Y, hoy, también, de controladores aéreos.
Con abuso total de su situación de privilegio coartan la libertad de los demás. Impiden la libre circulación de personas. Imponen sus condiciones draconianas (ínfimas jornadas laborales a cambio de sueldos elevadísimos que dejan en evidencia al SMI de los 633,30 € al mes) al común de los mortales desprotegidos, además, por un gobierno que no gobierna y tan sólo encrespa ánimos.
El Estatuto de los Trabajadores exige, en la negociación colectiva, que se negocie de buena fe (Art. 89) y caso de conflicto habrá que recurrir a la acción sindical, incluso a la huelga si preciso fuera.
La Constitución, en su art. 28.2, prevé una Ley de Huelga de la que a fecha de hoy, 32 años después, estamos huérfanos todavía. Por culpa de los propios sindicatos (mayoritarios) que se encuentran cómodos con la desregulación de esta materia a pesar de que clamen contra la desregulación del resto de las relaciones laborales.
Practicar la incongruencia es ejercicio diario sindical.
Los controladores aéreos -pura ética descriptiva- se nos ponen malitos en cualquier momento. Psicológicamente se incapacitan para controlar. A fecha cierta.
Los controladores aéreos no tienen vergüenza ni les importa. Las leyes las hacen ellos pasándose todo por el arco de triunfo.
La ética, la dignidad, el juego limpio, y la buena fe no son espacios de su agrado. La sociedad del bien ser y los valores del movimiento obrero no cuenta en su esquema.
Ellos practican sólo el "valores fuera".
Así nos va.
Fermín Palacios