LO QUE ME DA LA GANA
Hace ya algún tiempo Santiago González publicó en la Editorial Escapa Calpe un libro tremendamente revelador: "Palabra de Vasco. La Parla imprecisa del soberanismo". En él daba cuenta de la perversión del lenguaje en el ámbito político y de la continua modificación -según convenga-, de contenido y sentido del mismo.
En "Alicia a través del espejo" Lewis Carroll ya aportaba una clave a finales del siglo XIX de las mentiras políticas que en aquel entonces ya se producían con habituidad peligrosa: "Cuando yo empleo una palabra significa lo que yo quiero que signifique... ¡ni más ni menos!.
Hoy ocurre igual. Si el Tribunal Constitucional dice que tan sólo España es una nación y no cada una de las 17 partes que la integran y componen, puede venir Rodríguez Zapatero, Presidente de Gobierno, maestro en el arte de distorsionar el lenguaje y de reinterpretar el Diccionario y a la Real Academia de la Lengua para decir lo mismo y lo contrario, algo a lo que nos tiene acostumbrados el Partido Socialista Obrero Español.
Jurídicamente la nación es España. Sentimentalmente, sociológicamente, familiarmente e incluso históricamente (la historia puede alterarse y, de hecho, se altera) Cataluña es una Nación. Zapatero "dixit".
Todo sea por contentar a los de la "mani" por la independencia y mantenerse en el poder "ad kalendas graecas". Tarde usted más de tres años en dictar una sentencia en el T.C. y ya me encargaré yo, en dos minutos, en retorcer argumentos para su incumplimiento.
Zapatero es, con mucho, además de un pésimo gobernante un mentiroso compulsivo que ni reconoce ni acata lo dispuesto por el Constitucional.
¡Así nos va!.
Fermín Palacios