CON CUENTAGOTAS
Nos encontramos en emergencia nacional desde hace ya algún tiempo. En condiciones de normalidad democrática tendríamos hoy un gobierno de coalición entre los dos grandes partidos asistidos por el resto de las fuerzas del arco parlamentario.
Habrían suscrito -todos- el equivalente a los Pactos de la Moncloa de octubre de 1977 arrimando el hombro par evitar el hambre.
Los 4.612.700 trabajadores en el desempleo (EPA del primer trimestre) lo exigirían.
Sin embargo, el caudillismo de Zapatero ("illuminati", por la gloria de Dios) y su negativa a reconocer los hechos económicos nefastos por los que atravesamos desde 2008, lo impide.
Continuar en sus errores, y sin que desde el Partido Socialista haya disidencia apreciable que corrija la deriva hacia la nada de su Secretario General, es inviable cualquier solución basada en lo razonable.
Tan lejos como anteayer el Real Decreto ley nº 8/2010, de 20 de mayo, por el que se adoptan medidas extraordinarias para la reducción del déficit público, establece limitaciones a los salarios de los empleados públicos, congelación de pensiones, endurecimiento de las condiciones para acceder a las prestaciones de dependientes, desaparición de la prestación por nacimiento o adopción, reducción del gasto farmacéutico, reducción del endeudamiento de ayuntamientos y, por último, supervisión de los contratos de colaboración entre el sector público y el privado.
Como el Real Decreto-Ley no servía para gran cosa salvo para que los sindicatos mayoritarios convocaran una huelga general, el Ejecutivo publica en el BOE, casi un mes después, otro nuevo Real Decreto: el 10/2010, de 16 de junio, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo que pueden servir para casi todo menos para su objetivo: reformar el mercado de trabajo y crear empleo.
El propio ministro Corbacho así lo ha proclamado, curándose en salud.
Y, mañana, o pasado, viendo la retroevolución de la Economía, aparecerá otro Real Decreto-Ley, también por razones de urgencia, que limitará la cuantía de las pensiones y, al tiempo, fijará nuevas condiciones para acceder a ellas.
Y, otro día, la nueva "ocurrencia" del Ejecutivo emborronará 40 o 60 páginas más del BOE sin conexión alguna con la realidad y el resto de las medidas ya aplicadas.
La descoordinación entre ministerios, la dificultad de articular un criterio sólido sobre nuestro futuro para salir de la crisis, el síndrome de la Moncloa que embarga a Zapatero y el desprestigio en que se encuentran sus políticos hacen que sólo unas elecciones anticipadas devuelvan la confianza a los ciudadanos y a nuestro entorno.
Necesitamos la legitimidad de las urnas.
Fermín Palacios