YA ESTÁ TRONANDO
Dejamos las cosas "ad kalendas graecas" que, traducido al román paladino, al castellano viejo, es tanto como decir "para cuando las ranas críen pelo". O sea, para nunca, jamás, tampoco.
Es el caso de la regulación del derecho de huelga, consagrado en la Constitución de la Concordia, de diciembre de 1978, que en su Art. 28.2 puntualiza: "Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La Ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad".
Treinta y dos años después seguimos incumpliendo el mandato constitucional. Han pasado varias legislaturas y ha gobernado la UCD, el PSOE, el PP y, de nuevo, el PSOE. Ninguno ha llevado, como propuesta, la Ley de Huelga al Parlamento para su discusión, tramitación y aprobación.
Un borrador del lejano 1993, quedó en eso: borrador.
Viene el tema a cuento de la reciente huelga salvaje protagonizada por sindicalistas del metro de Madrid contra todos sus conciudadanos en un ejercicio de extralimitación del derecho y de prácticas violentas que se encuentren tipificadas en el Código Penal.
Lamentablemente, actuaciones como la que comentamos no son ajenas a determinada acción sindical anclada en el siglo XIX, y que tenía una traducción simple: "la propaganda por el hecho", también denominada "acción directa".
En lenguaje vulgar: terrorismo, sabotaje y coacciones frente al resto de los trabajadores y la totalidad de usuarios de un medio público.
Siguiendo una hipócrita actitud residenciada en las organizaciones mayoritarias (CCOO y UGT) la mejor ley de huelga, dicen, es la que no existe. Basta la autorregulación.
Como si los sindicatos fueran organizaciones arcangélicas creadas para el bien común.
Los madrileños, y el Gobierno de Madrid, con Esperanza Aguirre a la cabeza, saben ya lo que es una huelga salvaje y una huelga política.
No olvidemos que las medidas de reducción salarial de los empleados públicos es de atribución exclusiva del Gobierno Zapatero, del Gobierno de España, ante el despilfarro e incoherencia en materia económica de seis años socialistas.
Y, curiosamente, le endosan la letra al gobierno del PP de la Comunidad de Madrid, como si fuera él el responsable.
Y, a todo esto, la Ley de Huelga sigue sin aparecer contraviniendo la Carta Magna y el inalienable derecho al trabajo y a la libre circulación.
Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Hoy hay tormenta con gran aparato eléctrico.
Fermín Palacios