¿QUÉ TIPO DE CONCILIACIÓN BUSCA EL GOBIERNO?
El secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno, aseguró el pasado 27/03/2012 que la igualdad "es imprescindible para mejorar las tasas de empleo, la competitividad y la cohesión social". Como ejemplo, citó el caso de Noruega, "el país más representativo en materia de igualdad entre mujeres y hombres", y que encabeza el índice de equidad de género del Foro Económico Mundial.
Juan Manuel Moreno presentó un plan que, hasta el año 2015, desarrollará proyectos para fomentar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, principalmente en el ámbito laboral.
El Programa está amparado en el Memorándum de Entendimiento firmado entre España, Noruega, Islandia y Liechtenstein, para la implementación del mecanismo financiero del Espacio Económico Europeo. En virtud de este mecanismo, España, como país beneficiario, recibirá 10.191.250 euros para el Programa de Igualdad de Género.
El plan incluirá el intercambio de políticas y buenas prácticas en materia de igualdad de género entre España y Noruega. Hará especial hincapié en la igualdad en el mercado laboral, incluido el emprendimiento femenino, el equilibrio de género en los órganos de gobierno de las empresas, la mejora de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, y la inclusión de las mujeres inmigrantes y gitanas. Asimismo, el programa apoyará medidas para atajar la violencia de género.
Hasta aquí todo parece más que correcto y necesario, sin embargo, llama la atención que días después de la presentación de dicho plan el Gobierno suprima el plan de creación de guarderías, al reducir el presupuesto en educación. El programa Educa3 que consistía principalmente en la construcción de centros de Educación Infantil también ha sido cancelado y los motivos que ha dado el Gobierno para suprimir esta partida es que estas escuelas tienen un "componente educativo menor de tipo asistencial".
Además, ha reducido un 13,7% en el presupuesto para sanidad, servicios sociales e igualdad. Por lo que, para el presente año el departamento contará con 365 millones de euros menos, la mayor parte correspondientes al apartado de dependencia, con una reducción de 283 millones de euros.
Llegados a este punto la pregunta es obligada, ¿qué tipo de conciliación pretende el gobierno?. Es bien sabido que en muchos casos, algunas mediadas de conciliación no han sido precisamente un avance para las mujeres. Es cierto que les permite ocuparse de sus hijas/os o cuidar de otros familiares, pero ¿a costa de qué? de su esfuerzo individual, de restricciones en su carrera profesional, salarios más bajos, peores jubilaciones.
Ser madre es el punto de inflexión de la carrera profesional de muchas mujeres y las medidas de conciliación deberán ir encaminadas a subsanar esta dificultad que soportan las trabajadoras en las empresas y que las posicionan en total desventaja con respecto a los hombres. Si las decisiones que se toman van encaminadas a reducir el número de guarderías o centros de educación infantil, a disminuir el presupuesto para dependencia o a que no se equiparen los permisos por maternidad y paternidad de forma obligatoria, no se podrá alcanzar de una manera eficaz el objetivo de la igualdad.
En estos momentos hablar de si son necesarias o no las políticas de conciliación ya no parece necesario, desde las administraciones y las empresas se admite y se defiende esta idea. Como hemos visto, lo que entraña mayor complicación es el análisis del tipo de medidas que se deben aplicar, ya que no siempre son el resultado de un buen análisis con enfoque de género que permita vislumbrar qué medidas benefician o perjudican -todavía más- a las mujeres.
Isabel García Turpin - Reponsable de empleo e igualdad