PERSPECTIVAS DE... ¿FUTURO?
¿Por qué la relación de las mujeres y el trabajo continúa siendo una cuestión debatida?, sin duda es la reflexión que me hago al vislumbrar la inexistencia de una corriente natural hacia la igualdad entre hombres y mujeres en éste, nuestro mercado laboral.
El fuerte impacto que está teniendo la reciente crisis en la desorbitada cifra de parados, parece obviar que la única novedad de esta situación de crisis, en relación a nuestro característico mercado de trabajo, es el aumento del paro masculino.
Ante esta reflexión, conviene aclarar que desde 1985, el aumento permanente de la presencia de mujeres en el mercado de trabajo supuso también la aparición de un paro femenino que todavía perdura. Una tasa de paro femenina que ha sido capaz de resistir, incluso ante el gran volumen de ocupación creada en la designada década dorada (1995-2005) o durante los años de la denominada burbuja inmobiliaria. Es decir, las tasas de paro femeninas tradicionalmente han sido superiores a las masculinas.
Las mujeres ocupadas, sean o no conscientes de esta situación, ven restringidas sus posibilidades por una segregación ocupacional que concentra el empleo femenino. Dicha segregación, cuando es horizontal significa que las mujeres suelen estar ocupadas en los servicios o en las industrias que requieren mucha presencia de mano de obra y poca tecnología. Y cuando es vertical significa que aquellas mujeres que pueden, tengan enormes dificultades para promocionar en su carrera profesional y alcanzar las cúpulas directivas.
Cabe destacar que la gran mayoría de las ocupadas suelen ocupar sectores y empleos de baja cualificación, con bajos salarios y peores contratos (temporales, fijos discontinuos y a tiempo parcial) y que la segregación vertical, sólo afecta a una minoría de mujeres ocupadas.
Desde luego y en vista de las características que soporta el empleo femenino, la norma social que mejor lo define, en su mayoría, es la precariedad laboral.
En definitiva, la dificultad de la mayoría de mujeres españolas que se han incorporado al mercado de trabajo español en estos últimos veinticinco años no es cómo lograr alcanzar las cúpulas directivas, sino cómo permanecer en el empleo y cómo lograr que sea un empleo estable y de calidad.
Pero, ¿qué perspectiva de futuro se vislumbra en esta coyuntura de crisis?
Por ahora parece que el sector servicios es el que menos se ha visto perjudicado dentro del tsunami de paro que ha cubierto todo el país, y es en este sector dónde más concentración de empleo femenino hay; lo cual es positivo.
El desarrollo en 2006 de la ley 39/2006 de "Promoción de la Autonomía Personal y atención a Personas en situación de Dependencia" podría y debería ser un horizonte de mejora y promoción de este tipo de empleos - que tradicionalmente desarrollan mujeres-, siempre y cuando se destinen los suficientes recursos a esta cuestión; sin embargo, el panorama actual en las administraciones públicas hace difícil el desarrollo de dicha ley.
La Ley de Igualdad 3/2007, promovida en 2007, para lograr la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, resulta una herramienta en el ámbito laboral que puede y debe utilizarse para cambiar la realidad y las mentalidades actuales de la sociedad española.
Parece que la situación es bastante ruinosa, aunque no hay que olvidar que contamos con herramientas eficaces para no desmotivarnos y para seguir luchando por un mercado laboral que desarrolle condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, pese a la coyuntura actual.
Isabel García Turpin - Reponsable de empleo e igualdad